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Sirviendo a Cristo


Sirviendo a Cristo – El Milagro de Enfocarnos en nuestro Compromiso
Cuando se trata de servir a Cristo, Pablo nos proporciona una gran escritura que revela su compromiso con Jesús, libre de las distracciones de su pasado, y avanzando enfocado en un sólo objetivo:

"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante" (Filipenses 3:13).

¿Cuántas veces ha escuchado decir, o quizás lo dijo usted mismo: "Simplemente no hay suficiente tiempo para hacer todo lo que me he propuesto hacer?" O quizás se le ha escapado esto en algún momento: "¡Tengo tantas cosas que hacer que no sé donde empezar!" Me imagino que la gente siempre ha estado ocupada, pero parece que en nuestra cultura y nuestra sociedad todo va a la velocidad de la luz. Estas declaraciones no sólo son pronunciadas por aquellos en trabajos seculares, sino quizás más aún por aquellos que trabajan en áreas del ministerio. ¿Alguna vez se ha preguntado si la iglesia primitiva hubiera sido diferente si Pablo hubiera escrito: "Estas doce cosas hago…?"

¿Qué es lo que Pablo quiso decir cuando escribió estas palabras? Parecería obvio que Pablo tenía más de una cosa sucediendo en su vida en ese momento. Había establecido varias iglesias, estaba escribiéndoles cartas regularmente, predicaba casi todos los días en una sinagoga, en la casa de alguien, o simplemente en la calle. A veces enseñaba hasta bien tarde en la noche, y por lo menos en una ocasión un hombre se quedó dormido a medianoche y se cayó de la ventana. No se olvide que Pablo también tenía el oficio de hacer tiendas, y en algún momento tenía que hacer tiempo para esto. Así que se lo puede imaginar; Pablo era un hombre ocupado. ¿Cómo entonces podía decir: "Una cosa hago"?


Sirviendo a Cristo – La Clave es Enfoque
Al servir a Cristo, Santiago 1:8 nos dice que "el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos." Entiendo que el contexto de este versículo es diferente del de nuestro tema específico, pero pienso que el principio es el mismo. Creo que el asunto tiene que ver con enfoque, no actividad. Pablo puede haber tenido mucha actividad en su vida, pero su enfoque era preciso. Sabía quién era, lo que estaba llamado a hacer, quién lo llamó, y lo que debía hacer cada día para cumplir este llamado.

Por muchos años ya, mi esposa y yo hemos tenido un negocio de fotografía profesional a medio tiempo. Como fotógrafo, yo sé que a pesar de lo bueno del equipo que tengo, de lo rápida que sea la película, o de lo bueno que sea el laboratorio que imprime la imagen, si mi enfoque no es preciso, el resultado final sera decepcionante. Con todas las muchas cosas que suceden al tratar de fotografiar una boda, si me permito partirme en dos (preocupándome acerca de otras cosas) y no hago lo que tengo que hacer para obtener una imagen enfocada, seré un fracaso como fotógrafo. Este mismo principio es cierto en lo relativo a ser un eficiente siervo de Dios. ¡La clave es enfoque!

La Biblia definitivamente nos enseña que hay ciertas cosas que se recomienda que todos los creyentes hagan al servir a Cristo. Son instrucciones generales que deben ser puestas en práctica por todos en la familia de Dios. Por ejemplo, todos debemos ser hospitalarios (Romanos 12:13; 1ra de Pedro 4:9), todos debemos amarnos los unos a los otros (Juan 13:35), y todos debemos testificar al mundo (Mateo 28:19; Hechos 1:8). Hay muchos otros ejemplos, pero ustedes entienden el punto. Junto con éstas, cada creyente es dotado por el Espíritu Santo con una combinación de dones espirituales. Estos son dados de acuerdo a la voluntad del Espíritu, y son habilidades especiales dadas por el Espíritu con el propósito de alcanzar al perdido o ministrar al Cuerpo de Cristo, a menudo llamadas evangelismo, edificación, o educación. Adicionalmente, hay ciertos llamados a ministerios específicos, y cuando esto ocurre, el Espíritu siempre capacitará espiritualmente a la persona llamada a realizar la tarea. El punto es este; no todos los creyentes están llamados al mismo ministerio, y por lo tanto, no son equipados por el Espíritu para tener éxito en esa área del ministerio. Con esta comprensión debemos ver cómo esto puede, y a menudo lo hace, afectar nuestro enfoque.


Sirviendo a Cristo – Libre de Distracciones
Suponga que usted está sirviendo a Cristo en una pequeña iglesia. Usted quiere participar en el trabajo de la iglesia y ofrecerle sus servicios al pastor o a la directiva a cargo de esas cosas. Puede que esté o no consciente de que tiene un don espiritual especial para enseñar a los niños, pero todas las posiciones de enseñanza están ocupadas. Lo que la iglesia realmente necesita es una secretaria a medio tiempo, y parece que las horas de trabajo se acomodan a su horario. Usted acepta la posición; después de todo, alguien tiene que hacerlo. Posteriormente surge la necesidad de una persona para encargarse de la excursión semanal de los ancianos. Seguro ¿por qué no? Están buscando nuevos miembros para el coro; ¡sólo hace falta estar vivo! Y que tal unirse al nuevo ministerio de refugio para los indigentes. Y así sucesivamente. Ahora, cada una de estas actividades es buena. Pero subsiste el hecho de que ahora usted tiene por lo menos cuatro responsabilidades que a lo mejor no está dotada para realizar, y el área del ministerio para la que usted está dotada es descuidada. Existe la posibilidad de que quizás alguien que esté enseñando a los niños en la escuela dominical realmente disfrutaría ser secretaria, o tal vez le encante trabajar con gente mayor. Pero, después de todo, alguien tiene que enseñar a los niños, ¿no?

Ahora, considere al pastor promedio de una iglesia más pequeña. Él es todo el personal, y muchas veces tiene que ser bi-vocacional para sobrevivir. Tiene el llamado y los dones de un pastor-maestro. Pero junto con la responsabilidad de ser pastor también tiene que ser el administrador de la iglesia, el organizador de programas, participante de comités, y director del coro. En un determinado momento de la semana, ¿dónde piensa usted que puede estar su enfoque? Puede que consiga pasar unas cuantas horas cada semana ministrando en el área de sus dones y llamado. El resto del tiempo su mente está en dos cosas, no necesariamente distraído por cosas del mundo, ¡pero por cosas de la iglesia! Está desenfocado, y los resultados de sus esfuerzos probablemente serán borrosos.


Sirviendo a Cristo – Sepa Quién Es Usted en Cristo
Como Pablo, todos necesitamos saber quiénes somos en Cristo antes de comenzar a servir a Cristo. Necesitamos saber nuestro llamado y dones, considerar quién es el que nos ha llamado, y entender lo que debemos hacer cada día para cumplir nuestro llamado. De algún modo cada uno de nosotros debe darse cuenta de que aunque hay mucho que hacer para Dios, no estamos llamados a hacerlo todo individualmente. Cada uno de nosotros hemos sido dotados para realizar aquello que Dios ha ordenado para nosotros.

¿Qué es eso que Cristo le ha llamado a hacer para servirle a Él y a Su Iglesia? ¿Qué dones espirituales especiales le han sido dados para realizar ese llamado? ¿En cuántas "buenas" actividades está involucrado que están fuera de su llamado? En otras palabras, ¿está enfocado? ¿Sabe quién es usted?, ¿sabe lo que está llamado a hacer?, ¿sabe quién le llamó?, y ¿sabe lo que tiene que hacer cada día para tener éxito en cumplir su llamado? La mayoría de los cristianos maduros están dedicados a servir a Dios, y eso es bueno. Pero demasiados de esos dedicados cristianos están desenfocados. Si vamos a ser libres para servir a Dios, debemos estar libres de distracciones, hasta de distracciones de proyectos que valen la pena. Debemos lograr El Milagro del Enfoque en Nuestro Compromiso. Sólo entonces podremos decir con Pablo, "Una cosa hago…"

¡Aprenda Más!

Presentado con autorización del folleto, Free to Serve God: 7 Principles Every Believer Should Know,por James O. Jones, Jr. (Light of Life Ministry, edición revisada del 2009). Cortesía de James O. Jones, Jr., y Light of Life Ministry. Todos los derechos reservados en el original.



¿Tú qué piensas?
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesus

Todavia tengo preguntas





¿Cómo puedo conocer a Dios?




Si murieras hoy, ¿iría usted al cielo?


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