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Siervo de Dios


Siervo de Dios – La Historia de Pablo
Pablo fue un verdadero siervo de Dios. La última carta registrada de Pablo, la segunda carta a Timoteo, fue escrita desde una celda romana. El momento de la ejecución de Pablo estaba muy cerca y Pablo exhortaba a Timoteo a continuar la obra del ministerio con toda fe y diligencia. Escribió:

    "Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la Palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio" (2da de Timoteo 4:1-5).


Siervo de Dios – El Desafío a Timoteo
Después de estas palabras de instrucción y desafío a Timoteo, Pablo registra sus últimos pensamientos -- reflexiones sobre el trabajo de su vida como siervo de Dios. Estas palabras permanecen como un faro para cada Creyente. Brillan en un mundo oscuro para guiar sin peligro a casa a cada uno de nosotros. Son palabras que cada hijo de Dios debe estar dispuesto a pagar cualquier precio para decir.

    "Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe" (2da de Timoteo 4:6-7).
Para mí, lo más triste que pudiera suceder sería llegar al final de mi vida, mirar atrás y decir: "¡Si solamente!" Si solamente hubiera tomado mejores decisiones. Si solamente hubiera vivido una vida mejor. ¿Cuán triste sería saber que no podría nunca cambiar las decisiones que tomé, y que las decisiones que tomé no fueron las que tenían valor eterno?


Siervo de Dios – Luchando la Buena Batalla
Cuando Pablo reflexionó sobre su vida como siervo de Dios, pudo decir: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe..." Poco tiempo después de que estas palabras fueran escritas, la vida terrenal de Pablo terminó. Inmediatamente estuvo en la presencia del Señor, porque él ya nos había dicho que estar ausentes del cuerpo era estar presentes con el Señor (2da de Corintios 5:8). No cabe duda de que cuando vio a Jesús cayó a Sus pies. Puedo ver a Jesús extendiendo su mano para tomarlo por el brazo, levantándolo y acercándolo, y con una sonrisa en Su rostro decirle: "¡Bien, buen siervo y fiel! Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; ¡Entra en el gozo de tu Señor!'" (Mateo 25:21).

Si alguna vez hubo cualquier duda en el corazón y mente de Pablo en cuanto a si su vida por Cristo valía todo lo que había perdido, todo lo que había sacrificado, y todo lo que había sufrido, esa pregunta fue contestada en ese momento. Qué mejor recompensa que escuchar a nuestro Señor decir: "¡Bien hecho!"


Siervo de Dios – ¡Bien Hecho!
¿Es usted un verdadero siervo de Dios? ¿Lo soy yo? Un día cercano todos vamos a estar delante de Jesús. Para algunos de nosotros puede ser inmediato; para otros puede tomar varios años. Pero ese día viene. Cuando usted reflexiona sobre su vida a medida que se acerca ese día, ¿puede usted repetir las palabras de Pablo? Cuando usted esté delante de Jesús, ¿le escuchará decir: "¡Bien hecho!"?

Las decisiones que usted y yo tomamos hoy determinarán el resultado. ¿Qué es lo que nos impide ser libres para servir a Dios? ¿Qué principios necesitamos aplicar en nuestras vidas para que podamos tener la libertad de servirle? ¿Qué consideramos más valioso que Jesús? Ciertamente, ¡la libertad más grande que una persona puede tener es la de ser un siervo de Dios!

¡Aprenda Más!

Presentado con autorización del folleto, Free to Serve God: 7 Principles Every Believer Should Know,por James O. Jones, Jr. (Light of Life Ministry, edición revisada del 2009). Cortesía de James O. Jones, Jr., y Light of Life Ministry. Todos los derechos reservados en el original.



¿Tú qué piensas?
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesus

Todavia tengo preguntas





¿Cómo puedo conocer a Dios?




Si murieras hoy, ¿iría usted al cielo?


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